Destellos de color


Creo firmemente que la esperanza se manifiesta en este mundo como pequeñas manchas de colores que van pintando tu vida.

Esas manchas pueden ser personas, animales, objetos, recuerdos, lugares, detalles o pensamientos. Puede ser una sonrisa aleatoria por la calle o una caricia de tu madre. Puede ser una canción, un poema, un sueño, un abrazo o un perdón.

Hay días en los que veo todo gris, hasta que una mancha me hace comprender que la vida es de colores, y quien no es capaz de verlo nunca, está ciego de la peor forma en que se puede estar: del corazón.

Creo que todos necesitamos prestar atención cada día a las pistas que nos va dejando el niño que llevamos dentro, que hace brillar aquellos tonos grises un poco más en los días malos y que el mundo gire un poco más lento, para poder disfrutar más tiempo de los momentos importantes, los más efímeros.

Hay adultos que caminan por el mundo con sus niños interiores guiando el rumbo, saltando y riendo; y hay otros que los castigan en un rincón, los educan para no molestar, no soñar.

El problema no es crecer, sino olvidar lo que querías ser cuando fueras mayor.


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